viernes, 4 de septiembre de 2015

Oídos sordos, futuro negro.


Entonces... ¿qué es lo que ve?

Negro. Todo negro. 

No entiendo, a ver. Explíqueme. Sea clara, por favor. 

Tu futuro. Absolutamente arruinado. Perdido. Dado por muerto. .

¡Sea más clara!

No puedo.

¿Usted le dice esto a toda la gente que viene acá?

Por supuesto que no.

¡Qué tanto misterio! ¿Cuánta plata me falta para completar el pago? Pensé que habíamos quedado en otra cosa.

No, no. Lo que me pagaste es lo correcto. Lo que pasa es que... los dioses se enojarían conmigo si te digo. Puedo arruinar su plan.

Sabe qué...¡devuélvame mi dinero! ¡Qué dioses ni qué dioses!
Vine acá a conocer mi futuro, y usted me responde con un... ¿COLOR? "Negro, todo negro" ¡Puras mentiras! ¡Tendría que haber escuchado a Vicente cuando me dijo que usted era una estafadora! Y yo preferí creer...


-Se levantó de la silla, resoplando. Tomó sus cosas. Quiso salir apurada, pero no pudo. Su cuerpo sintió el frío del cuchillo. En su espalda.El tiempo se congeló. El cuerpo se desplomó, causando un ruido sordo.

Detrás de ella la tarotista.
Cuchillo en mano. 

Tomó la carta XIII del tarot y la colocó en el pecho de su victíma. 

LA MUERTE. 


Miró al cuerpo, que estaba enfriándose en el suelo, y le dijo:

"Negro, todo negro. Te dije tu destino y no me quisiste escuchar."


F.

domingo, 3 de mayo de 2015

Té de venganza



Decidió vestir de negro por un mes. 
Sus amigas se sorprendieron mucho al verla.
Ella siempre estridente, ese Martes, parecía un ataúd. 
Penélope pudo notar que la vestimenta no era casualidad. 
Le preguntó. 
Ella no le contestó. 
Penélope REpreguntó. 
Ella le dijo que estaba triste. 
Penélope supuso que el problema era Manuel, otra vez. Ella lo amaba. Pero él, dedicado a la bebida, sólo le traía problemas. 
NO ES POR MANUEL. 
Y entonces qué te pasa.
NO TE VOY A CONTAR, PENÉLOPE.
Pero somos amigas. Decime qué te pasa. 
NO.

Salió corriendo. Entro a la galería que tanto le gustaba. Se compró lentes negros (que iban muy bien con su atuendo ese día).Lloró detrás de esos lentes. Se compró tres anillos negros. Rió detrás de esos lentes. Se compró un labial negro. Se pintó y se miró en un espejo de la galería. 
Le faltaba algo más. 

Contó el dinero que le quedaba. $15, 50.
Entonces fue a su casa e hizo eso ella misma. 

Su cabello natural era bien rubio. Eso no era barrera alguna para ella. 

Tijeras y tintura. 

Al terminar se miró al espejo. Amaba su nuevo yo: su pelo NEGRO con corte carré y flequillo bien corto. Ella estaba reinventándose. 


Tocaron su puerta. 
ABRIME. 

Penélope. 

Ella no tenía ganas de verla. Penélope y su cuestionario. Parecía la Policía. 

SE QUE VINISTE CORRIENDO PARA ACÁ, ABRIME YA. ME PREOCUPÁS.

Pasaron quince minutos. Penélope empezó a llamarla al Celular, que POR SUERTE, se encontraba en modo Vibración. No atendió.


Fue entonces cuando decidió volver a salir.
Se puso un sobretodo amarillo,se pintó los labios rosados y usó otro perfume para despistar.
Vio a Penélope sentada en las escaleras. 


¡SEÑORA, SEÑORA!
Perdón?
Estoy buscando a mi amiga, señora, vive en el piso 9. No me atiende el teléfono. Hoy estaba muy rara cuando la ví. ¿No sabe nada de la chica del piso 9?
No, querida, yo me estoy yendo al Mercado.
Mi amiga es rubia, señora, estaba vestida de negro. Tiene el mismo color de piel que usted. 

Penélope empezó a llorar en el hombro de ella. 

Ay querida, por favor, te dije que me voy al Mercado. No, no la ví. Que tengas mucha suerte.

Se alejó, viéndola llorar. 

Fue a casa de Manuel. 
Tocó su puerta. 
El salió. No estaba ebrio. Momento perfecto para ella. 

Y usted quién es?
La madre de Penélope.
Penélope Vallejos?
Si, claro. 
Qué la trae por acá?
Usted sabe, jovencito. Penélope y yo nos contamos todo, somos como amigas. Muy confidentes. Me dijo de su affair...

Manuel se ruborizó. Y le dijo: 
Sí, pero... No podemos hacerlo público.Le pido por favor señora que guarde el secreto. 
Hay una amiga de mi hija que se enamoró de vos, ¿no?
¡Exacto! Es una molestia. Me ha buscado muchas veces. Así que usted ya sabía...
Si, sabía. Qué insistente la muchacha...
Si, pff, es muy pesada. 
No te preocupes Manuel. Ella no te va a molestar más. 
¿Por qué lo dice?
Por esto... 

Ella lo mató.Y se fue. 
Siempre supo del affair entre Manuel y Penélope. Qué amiga más falsa era Penelope, la veía llorar, mientras ella misma besaba al amor imposible de su amiga. 
Era el momento de terminar con la venganza. 


Volvió al edificio. Y ahí estaba Penélope, la que quería lavar su culpa. 

¡Ay señora! Menos mal que volvió. Pensaba en entrar a preguntarle a los vecinos por mi amiga. ¿Puedo entrar con usted?
¿Por qué no tomas un té conmigo? Yo vivo en el piso 8. Si llegamos a escuchar el ascensor, podemos salir y averiguar si es tu amiga. Debés estar muy cansada.  
No se... ¿y si entra y no la veo?
Le tocamos timbre. Charlá un poco conmigo, querida, me hace falta. 
Bueno señora, gracias.Está bien.


Subieron. 
Penélope ni sospechaba que estaba conversando con su propia amiga. 
Ella tenía la llave de un departamento en el piso ocho, porque los dueños habían salido de vacaciones y se la habían dejado. 
Coartada perfecta. 


Pasá, sentite como en casa. ¿El té lo tomás con limón?
Como usted me lo prepare va a estar bien.Qué lindo departamento.
Gracias querida. Qué raro lo de tu amiga. 
Sí. Yo la quiero mucho. En realidad, me siento medio culpable. Yo estoy saliendo con el chico que le gusta. Pero no lo sabe. 
Ah, y te debes sentir mal por eso. 
Bastante mal.¡Pero yo la quiero! La quiero mucho.
Pero el muchacho te puede.
Lo quiero, sí.
Qué difícil tu situación, querida. Bueno, el té te va a relajar. Ya te lo traigo.
Gracias señora. 

Penélope tomó todo el té. Cayó desmayada. 
Ella tomó su cuerpo y lo escondió en la caldera del edificio. 
Sacó sus llaves y entró en su departamento. 


Se sacó el sobretodo. 

Prendió la radio. 


Se miró al espejo.

Se echó a reír.

Empezó a bailar. 


F.







domingo, 26 de abril de 2015

Homicidio de la amistad

No lo entendí en su momento.
Pasaron casi diez años y lo veo más claro. Qué extraño, ¿no? A veces para comprender algo, es mejor alejarse. O dejar que el tiempo pase, no se.
Si bien ella es complicada (y digo es porque está viva aunque no tengamos contacto ) nunca imaginé que era lo suficientemente retorcida para llegar a este punto.
Ella estaba enamorada de mí. ¿Por qué?
No se.
Será porque como en toda amistad, éramos confidentes hasta la médula. Qué ilusa yo, la terminé enamorando. Sí,  a mi amiga. A la que me prestó el hombro para llorar por algún desamor (mientras ella se retorcía de celos y bronca)
De haber sabido el mal que le estaba haciendo, me hubiera alejado a tiempo. Pero no pude. Y metí el dedo en la llaga muchos años. Es por esto que ella me odia.
No puedo olvidar aquel día cuando entré a su habitación. Ella había pintado las paredes de color negro furia y me lo había mostrado. Yo pensé que estaba siendo amigable, que me estaba mostrando su lado artístico. Hoy me doy cuenta de lo que sucedía: ella se estaba muriéndo de dolor.
Nunca me confesó que le gustaban las mujeres. Es más, me hablaba de hombres (seguramente para despistar).
Pasamos de contarnos las mismas cosas treinta veces por día a que ella deje de hablarme.
Nunca me escribió una carta después de todos estos años. Nunca más me dirigió la palabra.
No me siento culpable. Yo viví una amistad pura.
Ella no. Ahora entiendo porqué me miraba así. Me daba hasta miedo. Me recorría de arriba a abajo. Y yo, pobre ilusa, pensaba que se fijaba en mi ropa.
Tonta tonta tonta tonta!
Qué momentos tensos he pasado.
Como el Domingo que almorcé con ella y su familia.
Sus padres me hacían muchas preguntas, como si estuviésemos en alguna clase de cita. ¿Lo estábamos? Quizás para ella sí.
Nunca se confesó. Creo que moría de miedo.
Hoy se poco y nada de ella. Seguramente esté bien, pero no creo que se haya liberado de sus cargas.
Nunca lo hizo.
Vivía una mentira. Y yo también.
Tantas noches de películas juntas, sin dormir.Recuerdo que sus ojos no miraban la pantalla, sino a mí. Y yo me sentía acosada, violentada, torturada. No se sentía bien.
No espero volver a verla ni decirle que se toda la verdad. Ella me mintió.
Tan sólo espero que se saque las mochilas impuestas por la sociedad, se libere y viva la vida que merece vivir.
F.

jueves, 16 de abril de 2015

Luz Nueva



En esa ciudad de zombies, yo era el único despierto.
 Caminaba junto a ellos, los perdía por momentos. 
La música me llevaba a los lugares más inciertos.
 Pero a veces los miraba y recordaba que era cierto: debía vivir con ellos, debía jugar su juego. 
Nadie me molestaba, nadie estaba sonriendo. 
Me sentía perdido, en el medio de un desierto. 
Ese lugar tan grande no podía con mis miedos. 
Si podía protegerme, lo lograba por momentos. 
Eran más largos los días, y las noches un momento. 
No me olvido que era difícil para mí conciliar el sueño. 
Yo sabía que ese lugar no era mi hogar certero, mas era sólo un albergue para mis desgraciados momentos. 
En ese tiempo no sentía, carecía de deseos.
 La vida solo me llevaba a cometer desaciertos.
Si de algo estoy segura, es que el camino no es derecho: tiene vueltas, rampas, baches y también muchos secretos. 
Algo me hizo ver la luz, algo me trajo de nuevo. 
Esos zombies hoy no están, quizás algunos ya murieron. 
Ya desperté del todo 
Ya no juego su juego
Hoy decido este camino
Hoy seguro que me quedo.


F.

jueves, 12 de febrero de 2015

Ella no está


Comé eso, se te va a enfriar.

Lo que menos quiero yo es comer. 
Ella me está esperando en nuestra esquina,y yo, encerrado en estas cuatro paredes, con una madre que no me quiere ni ver. ¿Qué hago? ¿Me voy? Nunca dejé sola a Mamá. Me da culpa. Pero ella no me trata bien. Mandato social versus sentimientos. No sé que hacer.

Te dije que comas,Santino, yo no cocino para que la comida se enfríe. Poné un poco de esa música que oís vos, a ver si sirve de algo. Al menos quiero comer relajada una vez en la vida. Vamos Santino, no tengo todo el día.
 Me levanto y pongo a sonar un disco de Sinatra. Espero que con eso se calme.

Mamá había tenido muchos problemas en su vida. Lamentablemente yo me llevo la peor parte: sus descargos.

No puedo dejar de pensar en ella. Hace diez minutos que está esperando. Y yo lidiando con una persona sumamente agresiva y malhumorada.

No se de donde saqué valentía para levantarme de la mesa. Agarro mi campera y me dirijo a la puerta.
¿Adonde vas Santino?
Me están esperando.
Salgo corriendo, mirando a todos lados, perseguido. Vivir con Mamá es horrible.

Ella no está.
La busco por todas partes. En las casas, en los árboles, en nuestra esquina, en la otra esquina, en la cuadra siguiente. No está.
Desesperado,la llamo, pero no me responde. ¿Estará bien?

La gente me mira, me pregunta si necesito ayuda. Mi cara debe estar poseída.

Anhelaba tanto ese encuentro, y ella... No está.


Me siento en un banco de la plaza, espero media hora. Trato de calmarme.
Tengo que llegar a casa y lidiar con Mamá, además de tener el corazón roto.

Camino llorando. Nada me importa ya. La gente me sigue mirando. Mi pena es amarga.


Llego a casa.
Escucho a Mamá hablando muy entretenida. Chistes. Risas. Carcajadas.

Entro a la cocina y veo la situación:

Ella y Mamá. 
Mi chica y mi Mamá.
La que se iba a encontrar conmigo, sentada en mi lugar.
¿Qué?



Antes de que yo pueda abrir la boca, Mamá dice:

Y este es mi hijo, Santino. Nene, ella es mi amiga, Lucy.

La miro con ojos rabiosos, ella me mira queriendo decir algo que nunca dijo.

Pretendo que no la conozco, me siento con ellas.

Mamá dice algo que me deja pálido:

Lucy me estaba contando que dejó plantado a un chico con el que se iba a encontrar. ¡JAJAJAJA! ¿No es una genio? Nos estábamos riendo de eso antes que llegaras.
Mamá no para de reírse.
 Lucy se pone pálida.
Jamás pensó que su picardía podía jugarle en contra, y que su amiga era MI MAMÁ. 
LA MAMÁ DEL CHICO DEL QUE SE ESTABAN RIENDO.


Me retiro. Las dejo conversar tranquilas.  
Digo eso y me voy, con dolor, mirandola a los ojos. Ella se siente culpable. La veo aterrada.

Subo las escaleras y un mensaje de texto llega a mi teléfono celular:


Te pido perdón.
Lucy. 



F. 




miércoles, 11 de febrero de 2015

Paranoia.


Ese día despertó más temprano que nunca. 

No quería levantarse, pero debía hacerlo. 
Miraba hacia el ventanal, tratando de volver el asunto cada vez más lento, hasta que estiró una pierna, luego la otra y se levantó de la cama. 
Estaba muy dormida. Es por eso que quizás no se había percatado que su pie se había pinchado con un vidrio. Eso le molestó tanto. Ella no deseaba comenzar su día de esa manera. 
Molesta, se puso sus pantuflas favoritas (esas que escondía de todas las visitas, porque eran muy ridículas) y salió de la habitación. 
Acomodó su cabello y se quedó viendo el piso del pasillo. 
Vidrios. Muchos vidrios. Por todas partes.

Ella se quedó estupefacta. ¿De dónde había salido todo eso? 

Retrocedió su mente hasta el día anterior. ¿Algo estaba roto en la casa? 

No. Ella vivía sola y nada se le había roto en esos días. 

Se asustó mucho. Comenzó a sentirse paranoica. Quiso ir a la cocina a buscar un cuchillo pero, claro, la cocina también estaba repleta de vidrios. 

Corrió por toda la casa. No podía creer lo que veía. Muchos vidrios, de todos colores y formas.
 
Pellizcó su piel. ¿Estaba soñando?

No, ella estaba despierta. Muy despierta. 

Sentía la sangre corriendo por su cuerpo, sus venas. Nunca había sentido tanto miedo e intriga. 
¿Qué era lo que pasaba?

Quiso usar el teléfono, pero estaba lleno de vidrios
Quiso escapar,pero luego pensó que esa no sería la solución. 
Quiso tirarse en el piso y llorar, pero se le incrustarían vidrios de esa manera también.

Desesperada, fue hasta el baño y quiso lavarse la cara, a modo de olvidarse del asunto. 
Lo que sucedió la dejó atónita. 

Vidrios saliendo de la canilla, como si fueran agua. 

Ella gritó muy fuerte, corrió otra vez. Estaba muy alterada. 

La cocina parecía tentadora otra vez. Decidió comer algo, antes de seguir develando el misterio de los vidrios. 

Pero claro, abrió su heladera para encontrar toda su comida llena de vidrios.
 La cerró dando un estruendo, temblando. Estaba perdida, confundida. 

Por último, volvió a su habitación. 
Resignada, se tiró en la cama, rogando que nadie toque la puerta. Ni siquiera quería atender el teléfono. 

Apoyó su cabeza en la almohada, y sintió algo que la incomodaba. 

No era un vidrio, era un papel. 

Éste decía: 

Hola, soy yo. Se me ocurrió hacerte este regalo para que aprendas y veas lo que hiciste con tu vida, hasta este punto. Los vidrios que encontraste son los corazones que partiste. Hice una reunión y junté a todas las personas a las que nos hiciste daño. No nos podíamos quedar de brazos cruzados. Espero que cuando se te ocurra juntar todos los vidrios (o nuestros corazones, mejor dicho), te mueras de dolor. ¿Todo vuelve, has visto? Que lo disfrutes. 



F.

martes, 10 de febrero de 2015

Reunión de insanos



Éran cuatro insanos. 


Dos no se conocían mucho, y entre los otros tres se tejían redes confusas. Fueron a parar a un lugar paradisíaco. Una isla grande, de agua limpia, cielo claro y vasta vegetación.

No sabían como ni porqué, pero de repente algo surgió.
Insano 1 dijo: "Este es el mejor lugar para ahogar todos nuestros demonios. Miren cuánta agua. ¡Y qué cristalina! Vamos a poder observar como se hunden de a poquito"
Insano 3 le respondió: "Yo prefiero quemar mis demonios. Que ardan Y no verlos nunca más. Que les duela tanto fuego."
Insano 2, mirando de reojo, dijo: "A mi me gustaría enterrar mis demonios. Ahí no van a tener manera de escapar. Abajo de mis pies, así los piso cada vez que vengo aquí."
Esperaban la respuesta de un tardío Insano 4. Él los miró y les dijo: 
"¿Sabén que sería lo mejor? Juntar a todos nuestros demonios, ponerlos en una avioneta y que se vayan a otros horizontes. Lejos."
Luego de pensar por un rato, Insano 1 le dijo a Insano 4: "Pero si se van en la avioneta... quizás encuentren nuevos cuerpos donde residir "
Insano 4 respondió: "De eso se trata mi amigo. La vida es un remolino. Lo que termina en mí, empieza en vos. Lo que yo tiro, otro lo usa. Así. Un constante boomerang incesante. Alguien va a querer nuestros demonios"
"Hagámoslo de una vez" Insano 3 estaba impaciente. 
Agarraron sus demonios de las orejas, los ojos y el cabello. Se pusieron a hablar entre todos, como despidiéndose. 
Insano 1 le dijo a sus demonios:" Adiós, tardes de soledad. Ojalá algún muchacho las necesite más que yo."
Continuó Insano 2: "Adiós, ganas de matar, no las necesito. Aprendí que le hacen mal a mi alma"
Insano 3 prosiguió: "Acá van mis peleas con todo el Mundo. Quiero paz y tranquilidad"
Insano 4 lloraba. Sin poder decir mucho.


Y así,  el sol iba cayendo y los insanos celebraban. Eran LIBRES. Libres de lo feo, de lo malo, de lo envenenado. Libres de los defectos.
Podían estar en paz.


F.